El humorista y ventrílocuo venezolano Carlos Donoso, reconocido en toda América Latina por personajes como ‘Kini’ y ‘Lalo’, falleció este jueves a los 72 años en Bogotá tras sufrir un cáncer en los bronquios, informaron sus allegados.
«Se nos adelantó un gran amigo, compañero y gran persona: Carlos Donoso. El mundo del humor pierde al héroe de la ventriloquía; Kini, Lalo y más de 20 creaciones silencian la risa… Buen viaje, máster», dijo el humorista Carlos «El mono’ Sánchez en Twitter.
Donoso se popularizó con ‘Kini’ y ‘Lalo’, dos muñecos que cobraban jocosa vida en sus manos y en el imperceptible movimiento de sus labios.
Luego de la crisis económica que había comenzado a sentirse en su país natal, Donoso estableció su centro de operaciones en la capital colombiana, desde hace casi una década.
El reconocido ventrílocuo decía que podía pasar largas temporadas con sus muñecos, en su casa que tenía en el barrio Recreo de los Frailes, como se lo contó a EL TIEMPO, en una oportunidad que, con la calidez que siempre lo caracterizó, le abrió su puerta a este medio.
Dentro de una maleta negra, sus inolvidables muñecos han recorrido el mundo. De su interior un par de tenis blancos se asomaron en ese día, y mágicamente el mono ‘Kini’ cobró vida. Caminó por el parque El Recreo y mientras se columpió criticó la política, la patria y el concepto de ciudadano.
De la maleta también apareció el sobrino de ‘Kini’: ‘Chipingo’ y el muñeco ‘Lalo’. Las personas que estaban a su alrededor, ese día, no pudieron evitar reírse con sus comentarios y mirar asombrados a sus particulares vecinos.
Colombia fue muy importante para el artista venezolano, en donde creó la fundación Humor sin Fronteras que buscaba proporcionarles una vejez digna a los humoristas, creando centros culturales en los que pudieran seguir trabajando o darles el derecho a una pensión.
La última campaña de sus hijos
De manera paradójica, sus últimos días no fueron los mejores en materia económica.
En febrero pasado, David Donoso, hijo del humorista fallecido, publicó que su padre sufría «síntomas que resultaron ser una tumoración maligna de alto grado en el pulmón derecho».
Por ello, él y sus hermanos organizaron una recaudación de fondos para ayudar a su padre, a quien la enfermedad no le permitía trabajar.
«Si donas nos estarías ayudando no solo a cubrir su tratamiento sino también todos los gastos que se devienen de esta condición. Adicionalmente estaremos publicando actualizaciones y entrevistas en video con mi papá que iremos publicando en YouTube donde nos contará sus anécdotas y cómo se está sintiendo con los tratamientos», dijo entonces David en el mensaje que publicó en una plataforma para recaudar dinero.
El lunes pasado y ante la crisis que vive el mundo por el Covid-19, los cuatro hijos de
Donoso pidieron ayuda a las autoridades competentes para «identificar algún mecanismo humanitario» que permitiera el viaje de uno de ellos que está radicado en Santiago a Bogotá.
«El motivo de este viaje forma parte de las recomendaciones por el personal médico tratante, para brindar asistencia y compañía durante una etapa médica determinante», aseguraron en un comunicado.
Colombia en su corazón
Donoso consideraba que «Colombia siempre ha sido un país de puro humor, chiste y fútbol -y agregaba- que era muy cultural, con muchos eventos. Por eso había artistas que venían y se quedaban». De hecho, alguna vez le confesó a este diario que después de terminar todos sus proyectos contemplaba vivir sus últimos días acá.
Desde niño le llamó la atención ser ventrílocuo, sus padres le regalaron sus primeros muñecos. «Casi todos los he hecho yo», contó. Al primero que dio vida fue a ‘Kini’, quien se convirtió en su compañero inseparable.
Recordaba con agrado cuando en una oportunidad casi pierde sus muñecos y el humor lo salvó. Tenía 7 años y a su hermano le gustaba botar, a la casa del vecino, por la ventana, muchos objetos; un día arrojó sus muñecos.
Carlos fue a pedirle al señor que se los devolviera, pero él no quiso. Los policías que patrullaban cerca a su casa lo conocían y él les comentó lo que había pasado, lo acompañaron hasta el lugar y le exigieron al hombre devolverle los muñecos.
«No lo podía creer”, contó. Entonces cuando él fue a agradecer a las autoridades su gesto de ayuda, ellos contestaron: “No, gracias no, camine y nos cuenta chistes».
Su niño interior siempre estuvo vivo, así fuera un adulto. Por eso, Donoso decía que le divertía jugar con harina y muñecos.
Sin embargo, siempre aprovechó su posición de hombre público para ser un gran crítico de la política y la inequidad social. Confesaba que también era un ferviente creyente de los sucesos paranormales y de la justicia divina.
«Soy abogado pero me di cuenta que las cosas que aprendí en la universidad son distintas a la realidad», comentó Donoso cuando recibió este diario en su casa.
Tenía las manos llenas de harina, mientras preparaba varias empanadillas chilenas. «Esta receta me la preparaba mi mamá, se las quiero cocinar a mis hijos cuando vaya a visitarlos», comentó ese día.
Sus cuatro hijos siguieron la vena artística del padre. Se inclinaron por la música y han hecho parte de bandas de rock como ‘Randalls Project’ y ‘The Asbestos’.
El padre de Kini y Lalo también tuvo tiempo de incursionar en el cine -otra de sus pasiones-, en 2012, cuando participó en la película La Vuelta. Allí actuó por primera vez, interpretando un divertido papel como ‘sensei’ del protagonista.
En alguna oportunidad, abrió un restaurante, junto a otros comediantes, que se Humor Planet, donde el público podía divertirse viendo sus shows privados, en los que los chistes solían subir de temperatura y dejar a más de uno sonrojado.
Pero sin duda, su imagen quedará clavada en la memoria de millones de colombianos en sus tradicionales participaciones en programas humorísticos como ‘Sábados felices’ o ‘El festival Internacional del humor’, de canal Caracol.
Hoy, el público querido que lo disfrutó, al igual que sus queridos ‘Kini’ y ‘Lalo’ lloran la partida de uno de los grandes humoristas latinoamericanos de las últimas décadas.